lunes, 29 de septiembre de 2014

Una nueva vision para el mar Caribe Colombiano

Tal vez, tan solo tal vez, ya las entidades del estado se estan dando cuenta que los mares del caribe tambien son susceptibles de ponerlos a producir pescado en jaulas flotantes con especies locales, en vez de seguir acabando con el recurso natural.
En el siguiente articulo se describe como este pensamiento va cambiando gradualmente,


La piscicultura debe crecer

Hace años Cartagena era un emporio de pesca artesanal y en su mercado público había en abundancia los pescados locales más apetecidos, desde los territoriales de arrecifes como pargos, chernas, chinos y meros, hasta los pelágicos (aquellos que no se apegan a un territorio), que nadan tras los cardúmenes de peces más pequeños que los alimentan a través del Mar Caribe y a cuya categoría pertenecen los petos, los atunes y los peces de pico, como los pez vela y los marlin, entre varios otros.
De la mesa cartagenera, desde la más pobre hasta la más rica, no faltaban las mojarras, ya casi extintas, además de los róbalos, sierras, pargos y demás. Hoy buena parte de los pescados que se comen localmente vienen del Pacífico y de fuera del país.
La pesca mundial está arruinada por: la sobrepesca; la pesca con palangres sin ningún control distinto a la letra muerta de los contratos y licencias; la pesca con dinamita, que aún subsiste; la falta de vedas para que los peces se reproduzcan; artes y redes de ojos demasiado pequeños que capturan peces juveniles que nunca llegan a la edad reproductiva; la contaminación; y el calentamiento global.
La respuesta a esta crisis terrible tiene que ser pronta y contundente en el mundo entero, y en Cartagena y sus aguas.
El paso más importante tendría que ser dejar de pescar las especies salvajes para que sus poblaciones se recuperen, y pasar el consumo humano a peces cultivados.
Tenemos en el Caribe colombiano y cartagenero los sitios perfectos para la piscicultura en “jaulas” dentro del propio mar para cultivar muchas de las especies que se dan allí de forma natural y que son apetecidas por su sabor y calidad alimenticia. Igualmente, hay que fomentar la piscicultura en instalaciones terrestres para la tilapia, sábalos, meros, róbalos y otros.
En ese sentido, la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) de Cartagena entregó más de 200 mil alevinos (peces juveniles muy pequeños) de las variedades cachama, bocachico y tilapia, a los campesinos de la Cartagena rural (Arroyo Grande, Arroyo de Piedra, Bayunca, Boquilla, Arroz Barato, Policarpa, Henequén, Pasacaballos y Bajo del Tigre, entre otros), de acuerdo a un comunicado emitido por la entidad.
Según su director, Luis Magín Guardela, “Es un paso fundamental en la seguridad alimentaria del Distrito, porque además de mejorar la nutrición de las familias con una proteína de alta calidad, les permite obtener ingresos adicionales vendiendo el pescado”.
Sería importante volver mucho más ambiciosos los programas de piscicultura para no solo pensar en el consumo doméstico de pequeña escala, sino en hacer grandes asociaciones en las que participen el sector privado, las asociaciones de pescadores artesanales, e instituciones técnicas como el Seiner, para que puedan producir excedentes exportables y proteger así las especies salvajes cuanto antes.
Es urgente actuar con mucha más contundencia
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