viernes, 17 de abril de 2015

El panorama de la mortalidad en Betania


Amigos Acuicultores,

La situación de mortalidad en la represa de Betania  sigue siendo muy compleja, a pesar que los productores están llevando a cabo las medidas de control sanitario para evitar daños mayores, como lo es disponer los peces muertos en fosas enterradas alejadas de la represa.

Aún así las mortalidades no han desaparecido y se dice que las perdidas económicas pueden llegar a los 1.500 millones de pesos.

Es momento de evaluar de manera serena y concienzuda las causas de este terrible evento y de tomar los correctivos pertinentes, pues lo que si es claro, es que lo que el manejo que se esta dando a las explotaciones en este momento no es lo adecuado y ya la represa esta dando sus voces de alerta, lo que deja claro este articulo es que la sobre población es una de las generadoras de estos inconvenientes sanitarios, pues lo producido es mucho mayor a lo permitido.

Esperemos que pronto se supere esta situación por el bienestar de los productores y de la represa.  

Así se vive la mortalidad de peces en Betania

Marzo 16 de 2015
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Nauseabundo. El mal olor se siente en los caminos cercanos puerto de Seboruco de la represa de Betania donde cargan los camiones con pescado muerto para llevarlo a las fosas. Trabajadores de una de las piscícolas dicen que, aunque ha disminuido la mortalidad, ‘no dan abasto’. DIARIO DEL HUILA visitó la zona.

Todos los días durante toda la jornada llegan al puerto de Seboruco de la represa de Betania los ferrys que transportan las canecas llenas de pescado muerto. Allí están los camiones para el trasbordo. Los trabajadores llevan consigo el olor a descomposición. DIARIO DEL HUILA visitó la zona para conocer de cerca la situación de mortalidad que se presenta desde hace tres semanas aproximadamente.
“Llevo quince días ayudando a los piscicultores”, dice una mujer con botas de caucho que acompaña a los hombres que cargan la mortandad. Está en el muelle y muy de cerca otros sujetos embalan los peces que aún revolotean. Cuenta que al principio de la crisis piscícola llevaba los animales a su planta de proceso de derivados del pescado (aceite-harinas) pero luego se hizo insostenible y ahora lo conduce directamente a las fosas.
Hasta las nueve de la noche son las jornadas en que camiones se llenan con doce a quince toneladas. Se dirigen a parajes, que de acuerdo a especificaciones ambientales, deben estar lejos del embalse para evitar la filtración de sustancias nocivas que agraven la situación sanitaria que ya existe. Huecos de cuatro a cinco metros de profundidad se abren para el depósito.
“Esto puede terminar en una hecatombe”
“Los peces primero se pegan a la malla y no comen, luego suben a la superficie, uno los ve volteados ya flotando, los abre y están pichos”, narra el piscicultor Hernando Horta. “La única manera de que esto termine es que se baje la producción y cambie el agua”, agrega. “Los culpables son ellos (los piscicultores)”, comenta un pescador artesanal.
Según información proporcionada, las cifras de la Secretaría Técnica de piscicultura de la Gobernación del Huila al cierre de 2014 hablan de una producción de 35.120 toneladas. Otra fuente habló de 45.000 y 50.000 toneladas y lo permitido son 22.500. Por la situación de crisis, las siembras están prohibidas.
“Estas alarmas las hemos venido dando hace muchos años insistiendo en la importancia de cumplir con la capacidad de carga que tiene cada piscicultor. Sabemos que la represa no resiste más de 22.000 toneladas, que se haya producido más puede ser el resultado de este desorden que se está dando y seguimos insistiendo en el ordenamiento. Si lo seguimos sobrecargando esto va a terminar en una hecatombe”, comentó Sara Patricia Bonilla, directora de la Federación Colombiana de Acuicultores -Fedeacua-.
Desinfección y antibióticos
“Tiene que usar botas plásticas”, me dice el administrador de Mercapez de Colombia, Camilo Argüello, quien asegura que están realizando todos los protocolos de desinfección para evitar la propagación de las bacterias que perjudican los cultivos piscícolas (aeromona, estreptococcus y el trycodina -parásito en las agallas-). Con aceite de soya o vegetal mezclan el antibiótico que luego es revuelto con el concentrado y es otra manera de parar la mortalidad.
Fumigan los jaulones; desinfectan las mallas, los jaulones; hacen control de vestuario de los trabajadores. Sin embargo, en el puerto de Seboruco hay acciones que se realizan al tiempo: descargan peces muertos, la pesca producida y llegan los vehículos con la comida para los animales. El ICA - autoridad sanitaria- dice que los controles que realiza son rigurosos pero admite que las condiciones del lugar limitan su accionar.
“Nosotros socializamos a los piscicultores las medidas de seguridad y se requiere el compromiso de ellos. No obstante, somos conscientes que el puerto carece de medidas de bioseguridad, es artesanal y muy limitado para este tipo de acciones. Solicitamos entonces que el Invima y la Secretaría de Salud Departamental hagan sus controles en las plantas de procesamiento para examinar las condiciones en que llega la pesca”, puntualizó Tito Alberto Suarez, gerente regional del ICA.
Los pescadores artesanales
Los pescadores artesanales también manifiestan su preocupación por la crisis. “No hacemos ni lo del diario para la casa”, sostuvo Edilberto Covaleda. Sus números: antes pescaban de cuarenta a cincuenta libras y ahora no llegan a diez libras. Por otra parte, algunos peces resultan con la piel manchada y las agallas blancas.
“Yo no sé si viene de la mortalidad o del proyecto El Quimbo porque dicen que allá botan químicos”, añade Abelino Aranda. En sus conversaciones hay frases como: “La gravedad viene de las mismas jaulas”, “los piscicultores echan (producen) más de lo que deben”, “la situación está muy dura”.      
“Incumplimiento a compromisos comerciales se darán a futuro” 
Sara Patricia Bonilla, directora de la Federación Colombiana de Acuicultores -Fedeacua- aseguró que la crisis piscícola de Betania no ha generado incumplimiento a compromisos comerciales hasta el momento porque las afectaciones no ha sido tan altas en cuanto a los asociados a esta organización pero que se darían a futuro. Por otra parte, aclaró que los empresarios han hablado con los clientes finales para darles reporte de los controles que se realizan para generar tranquilidad.
“La mortandad es muy preocupante por la proyección del sector frente a cumplimiento de negocios nacionales e internacionales. Lo ideal es que el bajonazo en producción -si se da- es básicamente para usar la capacidad del cuerpo del agua. El incumplimiento comercial se va a ver en el futuro por la reducción de las siembras, es decir, entre cinco o seis meses”.                                                                             
 Por: Paulina Maria Yañez Vargas
Tomado de: diariodelhuila.com

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